La crisis ambiental es una crisis de civilización. Es la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que ha depredado a la naturaleza. No es una crisis ecológica, sino social. Es el resultado de la ignorancia de los límites de la naturaleza y los estilos de vida de las diferentes culturas, lo cual está acelerando el calentamiento global del planeta. La crisis ambiental es una crisis moral de instituciones políticas, de aparatos jurídicos y de relaciones sociales injustas.
La percepción que el hombre tiene del medio natural es inmediata y no de largo plazo. Durante demasiado tiempo se creyó que era infinita la disponibilidad de recursos naturales al alcance del hombre, e infinita también la capacidad de la naturaleza para reciclar los desechos de la actividad humana. Ahora, las consecuencias ambientales en el planeta son ya claramente perceptibles, y es urgente corregir esa visión y modificar las actitudes destructivas para recuperar lo antes posible una interacción armónica con el medio ambiente, y asegurar para las generaciones venideras un mundo hospitalario, o al menos, no totalmente hostil.
Dado que las actuales tendencias plantean el inminente camino hacia un colapso ecológico, las generaciones futuras corren con los máximos riesgos. Es decir la humanidad está viviendo más allá de los recursos ambientales que posee e incurriendo en deudas ecológicas que las futuras generaciones no estarán en condiciones de pagar.
Hay muchas personas en este planeta angustiados por la crisis ambiental, pero estamos dispersos, y esta problemática requiere que nos manifestemos en bloque. Albert Einstein solía decir que no se puede encontrar la solución a un problema, si previamente no se cambia la forma de pensar que lo ocasiona.
Es muy cierto cuando se indica que el interés por la protección del medio ambiente está centrado en la salud y el bienestar del hombre, pero no cabe la menor duda de que es importante tomar conciencia de que el porvenir de la humanidad y la calidad de vida de las generaciones futuras dependen, en gran medida, de las opciones y alternativas que los seres humanos aporten durante su propia vida.
Ahora solo nos queda trabajar con urgencia en tratar de detener estos procesos de destrucción y en crear una conciencia ecológica.